¿Una piedra o una esponja?
10. marzo. 24

Cuando sacas un guijarro del arroyo y lo partes en dos, puedes ver que por dentro está seco.

Su consistencia es tan dura que no absorbe ni una gota de agua. El agua discurre alrededor de la piedra y esta hace que se abra paso entre las demás piedras, puliéndolas. Pero nada penetra hasta el interior. No puede decirse lo mismo de una esponja. Absorbe el líquido y, cuando la aprietas, lo vuelve a soltar.

Esta comparación puede aplicarse a nuestros corazones. ¿Me estoy cerrando a toda influencia? ¿Soy tan duro e impenetrable como una roca? ¿Me cierro a que alguien se acerque a mí? Dios, que quiere darnos agua viva, necesita un corazón receptivo. Él no obliga a nadie. Simplemente nos ofrece el agua que nos da la vida. Depende de nosotros beberla.

¿A qué se parece tu corazón? ¿A la piedra o a la esponja?

Se sacian de la abundancia de tu casa; les das a beber de tu río de deleites.

Salmo 36:8

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