Una búsqueda frenética
11. septiembre. 22

Ese día, me bajé del tren en silencio. El sol me acariciaba la cara y estaba feliz de reincorporarme a mi trabajo. Entonces ¡oh, no, me di cuenta de que había olvidado mi smartphone en el tren! Iba a perder todos mis datos, mis citas, mis contactos, mis fotos… ¡No podía ser! Removí cielo y tierra para encontrarlo. ¡Qué alivio cuando al fin pude recuperarlo en la oficina de objetos perdidos!

Jesús nos invita a buscar diligentemente a Dios. El reino de Dios se compara con un tesoro o una perla preciosa que vale la pena adquirir, en lugar de poner nuestra confianza en riquezas ilusorias. Eso es lo que tienes que hacer si quieres tener una relación personal con Dios.

Es importante que nos pongamos en orden con Dios para ser acep- tados por él. ¿Quieres confiar en él para que te guíe en la vida diaria?

Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá.

Mateo 7,7

¡Piensa! ¿Qué es más importante para ti? ¿Qué puede ofrecerte la vida en todas sus formas sin la paz con Dios o la presencia de Dios y la ayuda cada día de tu existencia?

Texto de la semana: Mateo 13, 44-46

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