Tenemos aquí un hombre al que no le falta de nada. Come bien, puede pagar sus facturas y le satisface su trabajo. Goza de buena salud y relaciones felices. Su vida no es aburrida en absoluto.
Pero sus deseos le llevan a más. Más dinero significa más seguridad. Una posición más alta da prestigio y poder y proporciona una mejor cobertura para la vejez. Por eso le es imprescindible recibir formación continua y garantiza su ascenso. Su compromiso y su éxito son impresionantes. Sus finanzas son excelentes, pero sigue sin saciar su sed de éxito. Contra todo pronóstico, le cae un rayo. La esquela funeraria lleva las palabras: «Nos dejó demasiado pronto».
¿Fue inteligente a los ojos de Dios?
Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.
Lucas 12:21
Texto de la semana: Lucas 12:13–34