Una cosecha tardía
14. agosto. 22

Sara, una niña de diez años, estaba entusiasmada por participar en el concurso para el girasol más alto. Había plantado con todo su celo tres semillas en una enorme maceta, las regaba regularmente y espe- raba verlas germinar. ¿Cuál de estas semillas producirá el girasol más alto? La niña miraba su maceta todos los días, pero no pasaba nada. Después de dos semanas, desanimada y decepcionada, abandonó su planta y el concurso pasó al olvido.

Un año después, había tres magníficos girasoles alzándose hacia el sol de mediodía en un tiesto abandonado. Las semillas olvidadas habían producido tres grandes flores a las que acudían las abejas a recoger el néctar.

Así que no debemos cansarnos de hacer el bien, porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos.

Gálatas 6,9

Como Sara, a veces buscamos un efecto inmediato para nuestro compromiso. La Biblia nos anima a no cansarnos de hacer el bien.

¡Así que anímate, persevera y no te rindas! 

Texto de la semana: Isaías 55, 10-11

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